lunes, 29 de agosto de 2011

Perrete Ojete Olor Cambiante

Erase una vez, un perro perrete, que adoraba olisquear cualquier ojete, esa era su actividad más frecuente. Pasaba mucho tiempo oliendo ojetes ajenos y cuando no tenía un culo cerca se doblaba y se olisqueaba el suyo propio. Soñaba con ojetes.

Un ojete bien rosado era lo que el quería, quería olisquearlo y si le dejaban, pasar suavemente la lengua. Era un perrete muy perro. Un día, apareció un perro en su vida muy importante. Este perro poseía un ojete de olor cambiante, es decir, cada minuto o así, cambiaba el olor del ojete, pero a este perro (que era de raza, de los de pedigri) no le gustaba que le oliesen el trasero.


Aqui llega la conclusión del relato: a veces somos nosotros el perro perrete que quiere olisquear un ojete cambiante, y pensamos que es la última solución que nos queda en la vida, pero esta solución se nos niega.
Aprendamos pues, a vivir sin el ojete cambiante.

CONFORMÉMONOS con ésta vida perra. 

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