lunes, 29 de agosto de 2011

Muchachos y muchachas de ahora

En estos tiempos de injusticia social, proclamación de la mentira y verborrea insustancialmente ofensiva, los jóvenes lideran el congreso de la deficiencia mental. Tras un tiempo deliberando la idea, he llegado a la conclusión de que los adolescentes han tomado el poder en los medios de comunicación.
El indignarte comportamiento de los presentadores de televisión más actuales me hace vomitar y siento que prefiero mirar mi propio vómito a levantar la vista y contemplar toda esa basura televisiva. Insultos, ofensas, mentiras, trampas, etc. En fin. La tele es mierda. Por eso os recomiendo un libro, y si os encontráis mal y tenéis pensamientos que las letras de un libro no palían pues adentraros en la majestuosa y divertida aventura de salir a la calle.

Perrete Ojete Olor Cambiante

Erase una vez, un perro perrete, que adoraba olisquear cualquier ojete, esa era su actividad más frecuente. Pasaba mucho tiempo oliendo ojetes ajenos y cuando no tenía un culo cerca se doblaba y se olisqueaba el suyo propio. Soñaba con ojetes.

Un ojete bien rosado era lo que el quería, quería olisquearlo y si le dejaban, pasar suavemente la lengua. Era un perrete muy perro. Un día, apareció un perro en su vida muy importante. Este perro poseía un ojete de olor cambiante, es decir, cada minuto o así, cambiaba el olor del ojete, pero a este perro (que era de raza, de los de pedigri) no le gustaba que le oliesen el trasero.


Aqui llega la conclusión del relato: a veces somos nosotros el perro perrete que quiere olisquear un ojete cambiante, y pensamos que es la última solución que nos queda en la vida, pero esta solución se nos niega.
Aprendamos pues, a vivir sin el ojete cambiante.

CONFORMÉMONOS con ésta vida perra. 

Entonces...

Entonces, de la nada, apareció Agustín. Era un pobre hombre encorvado, su mandíbula casi tocaba su pecho y su chepa casi alcanzaba el alto de su cabeza. Se decía que era un pobre hombre porque vivía acomplejado por estos defectos personales que le sometían a una crítica social constante y humillante. En todo momento sentía la necesidad de morir y renacer para poder ser alguien normal, pero el miedo a la muerte le frenaba.

Entonces, encontró a alguien que le ayudó a volver a ser persona, Carlota. Ésta era una gran persona, en cuanto a tamaño, abocada a la buena acción. Le ayudó a comprender el sentido de que él existiera: Si tu no estuvieras aquí, el peor ser humano de la humanidad sería otro, y sería otra persona la que sentiría todo el desprecio que sentimos hacia ti. Así que no te mates, porque si tu mueres, será otro el que cargue con tu lápida, y no creo que tu quieras hacer que otro sufra. La idea de hacer sufrir a otra persona lo que el sufría le gustaba a Agustín, y eso le devolvía la alegría, pero era demasiado cobarde como para quitarse la vida.

Entonces, una tarde, mientras veía los coches pasar desde los cartones donde vivía, vio un camión pasar y se le ocurrió una idea. Agustín tenía unos cartones de leche y otros cartones para dormir, nada más. Así que se le antojó subirse a un puente y tirarse al medio de la autopista.

Entonces se tiró. Al caer se rompió unas costillas nada más, tuvo fuerzas para levantarse y salir de la autovía. Una vez fuera, tras sortear varios coches, alterado, se dió cuenta de que estaba mucho más alto. Se le habían roto varias costillas pero ahora la odiosa curva de la espalda ya no estaba. Alegre saltó y saltó y gritó y lloró de alegría y de dolor, pues se había roto varias costillas. Y decidió volver a casa, a dormir toda una noche del tirón. Sin miedo a la muerte se adentró en la autovía y que mala suerte, que un coche apareció y le quitó la vida y él le quitó la vida al chico que conducía, pues tuvo un accidente.

Entonces, me dio por pensar, y pensé que la muerte y la vida no se pueden comparar, pues depende de la persona y del lugar, depende de los amigos, si es en tierra o si es en mar, depende si tienes algo que te mata o algo por lo que matar.

SIETE MONOS

Unos siete de los monetes que formaron parte del discurso dialoguista pre-fabricador de la original idea de las 12 imágenes por calendario se hicieron fachas. Estos monetes albinos, todos ellos, se dispusieron a matar a los monos más oscuros de su territorio. Uhhhh! Uhhh! dijo el monete Kaizer y el resto de monetes levantó la mano derecha mirando al alto del árbol y repitió: Uhhh! Uhhhh! Vivan los bananos rubios, prosiguió el mono hitleriano. Gritos de entusiasmo resurgieron entre las ramas de la Jungla. ¡Viva! ¡Viva! Los monetes iban subiendo el tono de alaridos y cada vez era más difícil escuchar a su ídolo el monete rey.

Los monos más oscuros son una raza menos evolucionada que nosotros, continuaba el líder del congreso. Sus aspiraciones son desagradables para nosotros, son muestra de una baja sociedad, se dan golpes para ganar popularidad en la tele y lo hacen todo gratuitamente, rebajan nuestra moral, nuestro prestigio. 

Mientras, en uno de estos árboles, un monete marrón claro se ocultaba de los monetes albinos. Al oírlos empezó a masturbarse frenéticamente pensando en las horribles consecuencias que esto podría tener contra su raza, es decir, contra su especie, o sea, contra los suyos, no, contra los que no tuvieran el pelo rubio, eso joder. 

Los motetes rubios seguían a la suya, ¡vamos a matarlos putos monoscuros! Incluso inventaban lemas: ¡monoscuros! ¡a tomar por culo! 

Al oír esto el monete marrón oscuro comenzó a proferir alaridos incontrolados de sorpresa pues el gran intelecto de los monos por sólo el hecho de haber creado una rima era suficiente para demostrar que si eran superiores a él. 

Mierda pensó, me han descubierto. Al segundo, los siete monetes albinos estaban todos encima despellejándole el cuerpo entero con sus uñas y sus dientes, no quedó más que trocitos de cola, fragmentos de cerebro desperdigados y una gran oreja con pelos marrones sangrante en lo alto de una rama. 

domingo, 28 de agosto de 2011

Necesidad IMPERIOSA

(Exámenes) Tras un triste cautiverio entre cuatro paredes de aproximadamente un mes, sentí la necesidad de escribir algo. En realidad mis manos no habían parado de escribir durante este pesado periodo pero, tenía una necesidad impetuosa, imperante, insoportable, insufrible, ¡indígenas!, pensé. Este podía ser un buen tema del que hablar. Usamos esa palabra para decir que los indios son nacidos en la india, es decir: esos indios son indígenas. También usamos esa palabra despectivamente para decir, ese es un indígena, refiriéndonos a "Jonathan", el que trabaja en la obra y dicen que es de Ecuador. 
Yo soy un indígena español. Aunque suene raro, el verdadero significado de esta palabra es: originario de el país del que se trate. Aunque mucha gente piensa que significa "ecuatoriano de mierda que antes vivía en una chabola hecha de cáscaras de plátano y en lugar de ir al bershka a comprar calzoncillos se ponía una hoja". 
Y yo me pregunto, ¿que es un quejica? 
Definición a mi estilo de quejica: Persona, sub-persona o perro con "problemas", normalmente pocos, que exagera sus preocupaciones hasta tal punto, hasta tal límite que acaba haciendo cómplices y culpables a todas las personas que les rodean de sus propios quehaceres, tereas o acciones. 
Tras esta descarga de adrenalina metafórica y verborrea insustancial me dispongo a divagar un poco más y hablar sobre los calendarios de publicidad. Un invento triunfal, invencible, insuperable, pero a la vez con deficiencias. Todos tenemos en casa un calendario con la foto arriba de alguna empresa publicitando su producto, ya sean ferraris, sean quesos, sean alcachofas de la ducha, todos los promocionan con imágenes sorprendentemente interesantes e inesperadas. 
Pero esto originó un "problemón" los calendarios se convirtieron en la imagen de una novia pesada, una novia que nunca cambia, que siempre enseña la misma cara... Ante tal circunstancia, los chimpancés dialogantes que se encargaban de la publicidad de los más altos negocios mundiales se pusieron a pensar e idearon ¡el calendario que cada mes cambia de imagen! Un invento revolucionario que permitía volverse loco uno mismo cada vez que pasaba un mes. 
Dicen que un superdotado derrotó a las brutales fuerzas intelectuales de los monos viendo todas las imágenes de golpe sin esperar a que pasaran los meses nada más comprar el calendario de chorizos de salmorejo (que los dos primeros cortes van sin pellejo)
He escrito esto mientras veía el calendario de un chino, (de estos de madera que te regalan aunque estés en septiembre y falte un mes para que pase el año) y he pensado que son los más avanzados en su género, porque incluso vienen con una cuerdecita arriba para cambiarlo por un cuadro que se te haya desfasado un poco y lo quieras tirar a los perros.
Bueno, he de recordar que me lío mucho y que podría escribir sobre el aspecto más aburrido de la vida y aburrir hasta a Mikel Jackson "D.E.P"

                                         

Estamos de crisis, dice todo el mundo, aunque todo el mundo no lo diga, es una exageración. ¿es una exageración que estamos de crisis o que lo dice todo el mundo? Ahí os dejo algo en lo que reflexionar.