lunes, 29 de agosto de 2011

SIETE MONOS

Unos siete de los monetes que formaron parte del discurso dialoguista pre-fabricador de la original idea de las 12 imágenes por calendario se hicieron fachas. Estos monetes albinos, todos ellos, se dispusieron a matar a los monos más oscuros de su territorio. Uhhhh! Uhhh! dijo el monete Kaizer y el resto de monetes levantó la mano derecha mirando al alto del árbol y repitió: Uhhh! Uhhhh! Vivan los bananos rubios, prosiguió el mono hitleriano. Gritos de entusiasmo resurgieron entre las ramas de la Jungla. ¡Viva! ¡Viva! Los monetes iban subiendo el tono de alaridos y cada vez era más difícil escuchar a su ídolo el monete rey.

Los monos más oscuros son una raza menos evolucionada que nosotros, continuaba el líder del congreso. Sus aspiraciones son desagradables para nosotros, son muestra de una baja sociedad, se dan golpes para ganar popularidad en la tele y lo hacen todo gratuitamente, rebajan nuestra moral, nuestro prestigio. 

Mientras, en uno de estos árboles, un monete marrón claro se ocultaba de los monetes albinos. Al oírlos empezó a masturbarse frenéticamente pensando en las horribles consecuencias que esto podría tener contra su raza, es decir, contra su especie, o sea, contra los suyos, no, contra los que no tuvieran el pelo rubio, eso joder. 

Los motetes rubios seguían a la suya, ¡vamos a matarlos putos monoscuros! Incluso inventaban lemas: ¡monoscuros! ¡a tomar por culo! 

Al oír esto el monete marrón oscuro comenzó a proferir alaridos incontrolados de sorpresa pues el gran intelecto de los monos por sólo el hecho de haber creado una rima era suficiente para demostrar que si eran superiores a él. 

Mierda pensó, me han descubierto. Al segundo, los siete monetes albinos estaban todos encima despellejándole el cuerpo entero con sus uñas y sus dientes, no quedó más que trocitos de cola, fragmentos de cerebro desperdigados y una gran oreja con pelos marrones sangrante en lo alto de una rama. 

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